Cuando el malestar no tiene nombre: la estrategia para recuperar tu paz
- Adriana Bárbara

- 26 sept
- 4 Min. de lectura
Imagina que va transcurriendo tu día y pasan situaciones que te hacen sentir malestar, más el apuro de tu día no te da espacio para reflexionar. Llegas a tu casa al final del día y, para entonces, te detona cualquier cosa: tus hijos, tu pareja o hasta alguna cosa que llegues a ver fuera de su lugar. Tu pareja te pregunta cómo estás, y tú simplemente dices: “Tuve un mal día” y fin de la conversación. Te acuestas, tratas de dormir, pero la sensación de malestar sigue presente. Finalmente, después de dar vueltas sumido en la incomodidad, te vence el sueño. ¿Te ha pasado?
En el presente artículo descubrirás qué es lo que interfiere con un balance emocional efectivo y te mantiene en una sensación de malestar constante, así como cuál es la mejor estrategia para generar de manera intencional tu bienestar emocional y, por ende, tener una vida más placentera. ¿Estás listo? Comencemos.
Nuestras emociones nos hacen compañía todo el tiempo. Nuestra mente está constantemente alerta de lo que sucede a nuestro alrededor e interpreta los estímulos del entorno de acuerdo con cómo pensamos y vemos el mundo. Esto va detonando una serie de pensamientos y emociones que determinan nuestro estado de ánimo. Este estado genera acciones acordes que nos producen resultados, buenos o malos.
Lo importante aquí es que, por lo general, esto sucede en automático. A la mente le toma una fracción de segundo enviar la información que percibe del entorno al cerebro y realizar interpretaciones generando el ciclo de un pensar, sentir y actuar respondiendo a su interpretación. Ya para cuando hacemos conciencia, solo vemos las consecuencias de nuestra actitud y nos quedamos con un sentir generalizado con emociones a flor de piel.
Una parte importante para poder autodominarnos es la autorreflexión y la identificación de nuestras emociones a un nivel específico, esto con el fin de poder determinar la estrategia adecuada para manejarlas. En el ejemplo del inicio del artículo, se habló de tener una sensación de malestar, eso indica que hay emociones negativas, más, ¿qué emoción o emociones específicamente son las que están presentes?
No es lo mismo sentir culpabilidad que soledad, ni inseguridad que preocupación. Cada emoción requiere definir una estrategia en particular para manejarla y transformarla adecuadamente. Al aplicar estrategias genéricas o inadecuadas, solo provocaremos un bienestar temporal, mas no estaremos atacando el problema de raíz, ocasionando que eventualmente, resurja la emoción negativa y nos siga afectando.
Por ejemplo:
Emoción real: Culpa
Caso 1: Sin auto reflexión ni identificación de la emoción específica
Estado: Percibo en mí una sensación de malestar.
Auto reflexión: Nula.
Estrategia: decido irme a casa y ver una película.
Resultado: Disfruto la película, más, eventualmente, persiste mi sensación de malestar.
Caso 2: Con auto reflexión e identificación de la emoción específica
Estado: Percibo en mí una sensación de malestar.
Auto reflexión: Me tomo un momento para reflexionar sobre el origen de mi emoción y descubro que me siento culpable por haberle gritado a mi amigo.
Estrategia: llamo por teléfono a mi amigo y le pido perdón.
Resultado: alivio mi culpa y transformo esa emoción en paz y bienestar.
En este ejemplo podemos descubrir lo poderoso que es tomarse el tiempo para identificar la emoción específica que estamos sintiendo a fin de accionar asertivamente y transformar para bien nuestro estado emocional.
Te comparto la estrategia plasmada en el ejemplo anterior en estos 4 pasos sencillos:
1.- Sé consciente: La autoconciencia es el primer paso para un balance emocional adecuado. Ante un cambio emocional importante, observa hacia tu interior y sé consciente de ello.
2.- Auto reflexiona: Medita en los eventos, detonantes y circunstancias que provocaron ese cambio en tus emociones y reconoce tu sentir al respecto.
3.- Identifica: Nombra exactamente la emoción específica que estás sintiendo, puedes apoyarte con la rueda de las emociones de Robert Plutchik.*
4.- Actúa en consecuencia: Determina una estrategia para aliviar y transformar esa emoción en específico hacia una dirección positiva y toma acción.
Al seguir estos sencillos pasos y lograr generar un balance emocional en tu ser, estarás desarrollando tu inteligencia emocional y experimentarás un mayor bienestar, relaciones interpersonales más positivas y, por consecuencia, mejores resultados en tu vida.
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No te pierdas mi próximo artículo, donde seguiremos explorando sobre la mente y emociones y cómo usarlas de manera efectiva para lograr tus objetivos.
*La rueda de las emociones de Robert Plutchik es un modelo que muestra ocho emociones básicas (alegría, confianza, miedo, sorpresa, tristeza, aversión, ira y anticipación), sus opuestos, su intensidad y cómo se combinan para formar emociones más complejas. Es una herramienta útil para identificar, comprender y gestionar lo que sentimos. Puedes explorarla aquí: File:Plutchik-wheel.svg - Wikimedia Commons






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