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El efecto Pigmalión en el liderazgo: El elemento que lo cambia todo

  • Foto del escritor: Adriana Bárbara
    Adriana Bárbara
  • 27 may
  • 4 Min. de lectura

Para entender mejor lo que hablaré en este artículo, te pediré hagas un ejercicio. Remóntate a tu infancia, cuando ibas a la escuela. Recuerda a algún maestro que solía decirte algo sobre ti que te haya impactado profundamente. Quizá lo recuerdes decir: “Eres muy inteligente”, “Llegarás muy lejos”, o algo quizá no tan positivo: “Sólo causas problemas”, “¿Por qué eres tan lento?”. Trata de hacer vívido el recuerdo: trae a tu memoria las sensaciones, emociones, incluso el entorno, quién estaba presente, su expresión facial, etc. ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo influyeron sus constantes comentarios sobre ti? Quizá si te decía con frecuencia: “Eres muy bueno en matemáticas” eso hizo que tuvieras un gusto especial por la materia, te esforzaras más y se te hiciera un tanto más sencillo, o bien, si te decía: “Eres muy inquieto”, comenzaste a notarlo y a mostrarte un tanto más ansioso y travieso.


Hayas notado estos sutiles cambios o no, hay algo que es en definitiva cierto. Lo que una figura de autoridad dice y piensa sobre nosotros de manera constante, afecta directamente nuestro auto concepto, influyendo en nuestro sentir y actuar, llegando incluso a determinar nuestro comportamiento habitual. A este fenómeno se le determina “Efecto Pigmalión”. En el presente artículo lo explicaré más a detalle, así como la manera en la que podemos utilizarlo para desarrollar a nuestro equipo hacia una dirección positiva. Empecemos.


El Efecto Pigmalión es un fenómeno psicológico que demuestra cómo las expectativas que una persona tiene sobre otra pueden influir directamente en su desempeño. Este efecto se descubrió en los años 60, cuando los psicólogos Robert Rosenthal y Lenore Jacobson realizaron un experimento en una escuela primaria. Les dijeron a algunos maestros que ciertos alumnos tenían un potencial intelectual excepcional (aunque en realidad habían sido seleccionados al azar). Lo sorprendente fue que, al final del ciclo escolar, esos niños mostraron mejoras significativas en su rendimiento académico. ¿La razón? Los maestros los trataron con mayores expectativas, más paciencia y atención, lo que potenció su desarrollo.


En otras palabras, cuando una figura de autoridad cree en el potencial de alguien y actúa en consecuencia, esa persona tiende a rendir mejor. Pero lo contrario también es cierto: si alguien importante para ti duda de tus capacidades o te etiqueta negativamente, es probable que, con el tiempo, esa creencia influya en tu comportamiento… y termines cumpliéndola.


Cómo se manifiesta el Efecto Pigmalión en el liderazgo


Ya sea en el entorno laboral o en algún otro ámbito en donde haya alguna figura de autoridad, el líder cumple el mismo papel que el maestro en el aula. Sus expectativas, creencias y percepciones tienen un enorme peso en la conducta de su equipo, incluso si no las expresa de forma directa. Esto se transmite en el tono de voz, en el lenguaje corporal, en el tipo de tareas que asigna y en la confianza que deposita en cada persona.


Por ejemplo:


  • Si crees que alguien de tu equipo es brillante y confiable, lo tratarás con más apertura, le darás más retos y lo retroalimentarás con una actitud constructiva.


  • Si piensas que otro colaborador no es suficientemente bueno, es probable que inconscientemente lo excluyas de oportunidades, seas más crítico con él o te muestres menos paciente.


Lo más revelador es que el equipo responde a esa expectativa, internalizándola como una señal sobre su valor.


Ahora bien, pudieras pensar: “Lo único que debo hacer es decirle a mi equipo comentarios positivos y listo.” El efecto Pigmalión no funciona así, ya que lo que realmente pensamos sobre las personas lo transmitimos no sólo verbalmente, sino con nuestra actitud y energía en general, y esto se termina percibiendo de una manera potente, opacando cualquier palabra que sea contraria a esta transmisión. ¿Qué hacer entonces? El secreto está en la autenticidad y la intención positiva. Aquí algunas claves para aplicar el efecto Pigmalión de forma consciente y constructiva:


Cómo usar este efecto para potenciar a tu equipo de manera efectiva:


  1. Cree genuinamente en el potencial de las personas

    No se trata de fingir. Identifica las fortalezas reales de cada miembro del equipo, reconócelas y házselas saber con claridad y sinceridad.


  2. Usa expectativas elevadas como una herramienta de crecimiento, no de presión

    Comunica que esperas lo mejor de ellos porque sabes que pueden lograrlo, no porque los estás empujando a cumplir una meta externa.


  3. Refuerza el progreso, no solo el resultado

    Cuando una persona siente que sus avances son reconocidos, aumenta su motivación y su autoconfianza.


  4. Cuida tu lenguaje verbal y no verbal

    A veces, un gesto, una mirada o el tono con que se dice algo comunica más que mil palabras. Mantén una actitud de apertura, apoyo y estímulo.


  5. Sé un espejo que potencia, no que limita

    Tu rol como líder no es moldear a las personas según tus creencias limitantes, sino reflejar lo mejor que hay en ellas hasta que ellas mismas lo vean.


Si te cuesta ver lo positivo en alguien y pensar bien de él, ejercita de manera consciente y constante el enlistar sus cualidades, recordar experiencias positivas compartidas, reconocer sus luchas y desear de manera genuina que le vaya bien. Repasa esta narrativa constantemente hasta que tu emoción hacia ella cambie y puedas empezar a verlo desde otra perspectiva más positiva. Verás cómo tus emociones hacia esa persona cambian y te será más fácil aplicar y ocasionar el efecto Pigmalión hacia una dirección constructiva.


Recuerda: lo que crees de los demás puede convertirse en lo que ellos creen de sí mismos. Sé el tipo de líder que deja huella positiva.


En mi proceso de Coaching en Neurociencia, ayudo a mis clientes a desarrollar la habilidad de la autoconsciencia y gestión mental y emocional para transformar sus narrativas hacia sí mismos y hacia otras personas, desarrollando así relaciones más sanas y que impulsen el crecimiento.


Si deseas aprender a entrenar tu mente hacia un estado constructivo y mejorar tu calidad de vida y liderazgo, te invito a conocer mi programa de Coaching en Neurociencia en www.adrianabarbara.com. Descubre cómo la ciencia puede ayudarte a alcanzar tus metas.


No te pierdas mi próximo artículo, donde seguiremos explorando sobre la mente y cómo usarla de manera efectiva para lograr sus objetivos.

 

 

 

 

 

 

 
 
 

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